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NOTA

Del Everest al Aconcagua

Dave Hahn tiene cincuenta y cuatro años. Vive en los Estados Unidos, en la ciudad de Taos en el estado de Nuevo México. Es un reconocido guía profesional de montaña, patrullero de esquí, periodista y profesor. En 2013 llegó por decimoquinta vez a la cima del monte Everest, récord absoluto para un escalador no sherpa. En su segunda subida al Everest tuvo problemas de salud que pusieron en riesgo su vida y la de las personas que él lideraba. Tiempo después fue diagnosticado celíaco. Amablemente accedió a darnos esta entrevista y contarnos sus experiencias con la EC.

Aglutenados: Hola, Dave. ¿Podrías describirnos cuándo descubriste que eras celíaco?

Dave Hahn: Fue en la expedición al Everest de 1999, en la que tratábamos de encontrar alguna pista sobre lo que les había pasado a George Mallory y Andrew Irvine en 1924. Logramos descubrir el cuerpo de George Mallory, por eso el viaje fue mundialmente conocido, pero para mí fue una expedición físicamente muy difícil.

A.: ¿Por qué? Contanos.

D.H.: Dos años antes del viaje había empezado a sentirme más débil. Tenía muchas responsabilidades en esa subida. Era el asistente del líder de la expedición, el camarógrafo en altura para la BBC, el fotógrafo y periodista de la web de Mountainzone.

A.: ¿En qué momento sentiste que no estabas en buenas condiciones?

D.H.: La parte más difícil fue cuando llegábamos a la cumbre; me costó muchísimo ya que, como después supe, estaba anémico.

A.: ¿Qué decisión tomaste luego de esa experiencia?

D.H.: Después de esa expedición me sentí muy mal, físicamente y por el peligro en el que había puesto a mis compañeros. Me sentí obligado a averiguar qué me pasaba, y fui al médico. Ahí descubrieron mi celiaquía.

A.: ¿Cómo reaccionaste ante el diagnóstico?

D.H.: Al principio fue un poco absurdo. Pensé: "¿Por qué tengo una enfermedad que debo curar yo, y no algo que los médicos puedan arreglar?". Pero, después de pensarlo bien, me alegré de no tener cáncer o algo terrible, y me motivó saber que podía recuperar mi salud siendo inteligente y siguiendo una dieta.

A.: ¿Qué cambios notaste cuando empezaste la dieta sin gluten? ¿Te sentiste mejor?

D.H.: En un primer momento, esperaba que se hubieran equivocado con el diagnóstico y que yo no fuera celíaco, pero me sentí tanto mejor después de sacar el gluten de mi dieta que el diagnóstico era indiscutible.

A.: ¿Fue difícil acostumbrarte?

D.H.: Me costó bastante aprender a evitar el gluten. En esa época la EC no era conocida en los Estados Unidos, y pocos productos estaban rotulados, pero esto ha mejorado mucho en los últimos años.

A.: Sos un reconocido guía de montaña y estás mucho tiempo fuera de tu casa, ¿cómo coexisten tus actividades con la DLG?

D.H.: Trabajo en lugares que son muy visitados y en los que ya he estado en varias oportunidades. Los empleados que trabajan en las cocinas de las montañas, como Kilimanjaro o Everest, se acomodan muy bien cuando se les avisa de antemano que deben preparar dietas especiales. En otros viajes, como Vinson (Antártida) o Denali (Alaska), llevo mi propia comida y con eso me arreglo bien. Cada año se me hace más fácil porque hay más productos disponibles.

A.: ¿Mejoró tu rendimiento a partir del diagnóstico?

D.H.: Tardé dos años en recuperarme totalmente, pero el lado positivo es que tenía cuarenta años, la edad a la que la mayoría de los hombres empiezan a sentirse más débiles, y yo me sentía cada vez más fuerte.

A.: ¿Cómo es tu dieta?

D.H.: Probablemente como mejores comidas y más balanceadas cuando otros me cocinan (en barcos o expediciones) que cuando me tengo que arreglar solo. Suelo comer sin mucha variedad.

A.: ¿Qué tipo de comidas te llevás en las expediciones?

D.H.: Bromeo que me alimento de porotos con arroz una noche y arroz con porotos la siguiente. Es difícil balancear entre lo nutritivo, lo bajo en grasas, lo sabroso y lo fácil de cocinar. Los congelados libres de gluten están cada vez más disponibles y con gran variabilidad, eso ayuda mucho. Para colaciones como muchas nueces, carne y quesos.

A.: Estuviste en la Argentina. ¿Encontraste dificultades para llevar tu DLG?

D.H.: No tuve problema en la Argentina, la gente parecía entender lo que explicaba, y respetaba mis necesidades.

A.: Escalaste el Aconcagua, ¿cómo fue esa experiencia?

D.H.: Amo el Aconcagua. Igualmente, estuve muy ocupado en los días previos al viaje y no tuve mucho tiempo para preparar provisiones. Los organizadores tampoco prepararon mucho, así que recuerdo haber pasado bastante hambre en la montaña.

A.: ¿Es posible realizar un ascenso de ese tipo sin estar bien alimentado?

D.H.: Por suerte estaba en muy buen estado físico cuando comenzamos, pero volví de la montaña más flaco.

A.: ¿Pudiste conocer otras cosas de la Argentina?

D.H.: Sí, estuve tres días en Mendoza, donde me acuerdo de que comí sin parar, disfruté del bife argentino y del Malbec. Luego unas buenas comidas en Buenos Aires, y, por último, una noche en el mejor restaurante de Ushuaia antes de subirme a un barco que nos llevaría a la Antártida… ¡para ese entonces ya estaba más gordo y contento!

A.: ¿Cuál va a ser tu próximo desafío?

D.H.: Intuyo que el próximo desafío es ver hasta qué punto resulta inteligente continuar guiando y subiendo montañas altas y peligrosas. Todavía me siento fuerte y excitado en la montaña, no quiero dejarlo, pero también estoy al tanto de que a los cincuenta y cuatro años las cosas no van a seguir igual por mucho tiempo. Espero darme cuenta un poco antes de que el desafío físico sea muy grande, y poder tomar esa decisión en el momento justo.

CV

Nacionalidad: norteamericano.

Profesión: guía de montaña, patrullero de esquí, periodista y profesor.

Logros más importantes:

Quince veces llegó a la cima del monte Everest.

Treinta y cinco cumbres del macizo Vinson (Antártida).

Veintiuna veces a la cima del Denali (Alaska, pico más alto de América del Norte).

Premios:

En 2009, del Ciudadano para la Valentía en el Departamento del Interior de los Estados Unidos (por rescate de un escalador herido en el monte Rainier).

En 1999, fue un miembro clave del equipo que descubrió los restos de George Mallory a 8200 metros en la cara norte del monte Everest.

 

 


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