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NOTA

Celíacos en Budapest

Aglutenados estuvo en Budapest e hizo la experiencia de recorrer tan hermosa ciudad y, a la vez, buscar productos gluten free y averiguar cómo se manejan allí quienes se alimentan de esta manera. Como siempre, complementamos nuestra experiencia con entrevistas a celíacos locales, y en esta oportunidad todos miembros de la Asociación Celíaca Húngara (Hungarian Celiac Society, LÉOE www.coeliac.hu). Kitti Luckács —celíaca y secretaria de dicha institución por diez años— fue nuestro principal contacto.

Dos ciudades en una, Buda y Pest separadas por el río Danubio. Ambas con sus encantos y majestuosos edificios que dan cuenta de la riqueza del imperio austrohúngaro. Para no perderse, los baños húngaros. Como turista celíaca encontré fácilmente productos aptos en los supermercados Tesco, Spar, ABC. Los macarons, son especialmente atractivos, en sus variados colores, sobre todo los de la confitería Gerbeaud tradicional de Budapest. Todos gluten free. 

Kitti nos dice que hace veinte años la oferta de productos era acotada, y comer afuera más difícil. Eso cambió a partir de 2004: cuando el país ingresó a la UE, la llegada de productos de otros países amplió la oferta. La legislación se adaptó, los alérgenos están destacados en cada producto, con lo cual fácilmente se identifican los productos libres de gluten cuando no tienen el logo GF correspondiente (tal es el caso de los lácteos, que no llevan ese etiquetado).

Nora Werly, hoy miembro de la comisión directiva de la Asociación y durante muchos años líder de la Hungarian Celiac Youth Organization (LIFE), la rama de la Asociación orientada hacia la juventud, fue diagnosticada a los cuatro años. Dice que era la típica criatura con vientre prominente, signo de su desnutrición. La dieta la mejoró enseguida. Sin embargo, al comienzo de su pubertad, el médico la instó a incorporar nuevamente el gluten, lo cual resultó en un retorno de los síntomas, esta vez con depresión incluida. La indicación volvió a repetirse a los dieciocho años, y Nora no pudo tolerarlo ya, con lo cual acordaron seguir la dieta para toda la vida. Eso es lo que hace desde entonces, y volvió a sentirse bien.

Ktti nos aclara que esta práctica de reintroducir el gluten ya no se realiza, pero sí fue algo que se daba con habitualidad hace unos veinte años.

Nora por su parte comenta que aceptó siempre bien la dieta. Quizás el período más difícil fue cuando iba al colegio ya que en su colegio no había posibilidades GF en ese momento. Hoy, a pesar de que viven fuera de la ciudad, encuentra opciones para mantener la dieta; muchas veces come antes cuando la propuesta implica ir a un restaurante que no es ciento por ciento gluten free; familiares y amigos la acompañan totalmente.

Réka Fazakas es miembro de la Asociación y manager de Comunicaciones para un Proyecto Focus In de dicha Asociación. Réka cuenta que su padre, que es médico, supo que ella era celíaca (tenía anemia, baja estatura) a los trece años pero, dado que su pediatra rechazó el diagnóstico, recién lo tuvo a los catorce, cuando visitó a un gastroenterólogo. Le costó bastante aceptar la dieta, aunque finalmente se dio cuenta de los beneficios que tenía para su calidad de vida, y hoy es estricta en seguirla. En eventos familiares todo es gluten free; y por su trabajo, que se trata de organizar eventos y presentaciones, siempre logra que el catering le ofrezca opciones, además de que está atenta a averiguar entre los asistentes cualquier problema de alimentación a tener en cuenta para que todos los invitados tengan la comida que necesitan.

Ellas coinciden en que les gusta viajar y no dejan de hacerlo por la condición celíaca: simplemente llevan algunos productos básicos (pan, por ejemplo, y a veces pasta si es que tendrán posibilidades de cocinar) y luego averiguan qué restaurantes ofrecen platos aptos, o comen aquellos menús que no presentan riesgos, siempre aclarando su condición para que en el lugar se tomen los recaudos necesarios.

Como siempre que uno viaja a un país donde no conoce el idioma, recomiendan mostrar la carta para restaurantes en el idioma local. En www.liszterzekeny.hu la encuentran en húngaro. 

El gobierno ofrece a quienes presentan el certificado correspondiente (son muy estrictos con esto) algunas exenciones impositivas, mayores beneficios al grupo familiar, descuentos en viajes y soporte financiero para libros escolares, entre otras cosas. La realidad, dice Kitty, es que "son beneficios logrados gracias al trabajo de la Asociación".

La sociedad en general, nos cuenta, tiene idea de lo que es comer gluten free. La gente conoce el símbolo de la espiga barrada, sabe que los celíacos no pueden comer trigo, cebada, centeno (en Europa existen avenas aptas), pero no es consciente de la gravedad de la enfermedad, y lo toma como una moda. El gobierno hace algún esfuerzo, pero deja en manos de la Asociación gran parte de todo lo referente a difusión de la EC. 

Desde la Asociación organizan programas, días de salud, viajes en familia, visitas a fábricas gluten free y campamentos de verano. Tienen una revista con información médica, con presentaciones de productos, recetas y artículos que escriben los miembros. En la página web hay una solapa en inglés para encontrar productos y restaurantes. La organización tiene además un proyecto para restaurantes que apunta a mejorar el conocimiento en los trabajadores de estos establecimientos para que la preparación de los platos sea cada vez más segura.

Organiza eventos, picnics, ayuda a madres con hijos celíacos, realiza salidas a comer juntos para enseñarles a manejarse en lugares públicos y exigir comida segura. Edita un diario online —enviado mensualmente a los miembros—La idea es estar actualizados. También lo hace a través de Facebook: https://www.facebook.com/groups/lifelev/.

Lugares seguros para comer en Budapest:

Szederinda Restaurant: http://szederindaetterem.hu/

Drop Restaurant: https://www.facebook.com/droprestaurant/

Köles Restaurant: http://www.koleskonyha.hu/

Etna Pizzéria: http://www.etna.hu/etterem

Marcello Pizzeria: https://www.marcelloetterem.hu/en/

 


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